29.12.09

::: LA CULTURA Y SUS ALTERNATIVAS :::

Por Agustina Guiraud

Siempre hubo movimientos que buscaron romper con lo establecido, a través de la música, el cine, la literatura. Suele denominarse a estas corrientes como la contracultura o la cultura alternativa, que en sus orígenes era la realización de las aspiraciones y sueños de un grupo social marginal, con actitud rebelde hacia el sistema. El choque, la provocación y el inconformismo fueron su bandera.

En el siglo XX, la generación beat, el hippismo, los rude boy, el punk rock, entre otros, tomaron este emblema y revolucionaron los parámetros artísticos de su época. Permanecer al margen del mercado y manifestándose activamente en su contra era la manera de autentificar su lucha.

Actualmente, en el país, tenemos una superpoblación de tribus urbanas que buscan recrear esta actitud, pero lo que logran es generar un gran mercado de modas que se apropian de este subgénero estético en función de sus intereses. La otra cara es la cultura que se define como independiente y se enorgullece de permanecer en el under, conocidos por unos pocos iluminados de actitud snob.

Hay artistas que sinceramente buscan recrear el ideal de cultura alternativa y muchos medios y posibilidades para que lo logren, pero es fundamental que tengan en claro sus objetivos y no se corrompan en el camino. Para ello deben armonizar su afán por diferenciarse, y a su vez, tratar llegar a la mayor cantidad de personas y que su mensaje logre aportar al cambio que buscan en la sociedad. Y lo fundamental: deben tener algo que decir, no es sólo una cuestión de actitud.

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